EL COLEGIO SÍ IMPORTA

A pesar del amplio desinterés con que los médicos miramos al Colegio, sobran razones para tomárnoslo más en serio

TOMÁS MERINA ORTEGA

Hace años que el Colegio de Médicos de Madrid se desconectó de las vicisitudes de sus colegiados. Es hora de recuperar su protagonismo para paliar los males que aquejan a los médicos.

La profesión tiene tres vectores que vertebran su ejercicio:

  • Las sociedades científicas que deben fijar criterios y ratios para hacer una distribución razonable y eficiente de los recursos técnicos y humanos disponibles.
  • Los sindicatos profesionales cuyo objeto fundamental (no el único) es optimizar las condiciones laborales y retributivas para el ejercicio de todos los profesionales.
  • El colegio, que es la institución más antigua (heredera de las asociaciones gremiales), tiene muchas competencias compartidas, con la Administración, con las facultades de medicina, las sociedades científicas o los sindicatos, si bien su labor fundamental gira entorno de la regulación profesional. Dentro de esta regulación se incluyen los temas relacionados con la formación de postgrado (compartido con las sociedades científicas); lo relacionado con la titulación y sus competencias (en gran parte responsabilidad de la administración); la defensa de la actividad profesional frente a otras titulaciones sanitarias y el intrusismo.

En Madrid las últimas décadas del Colegio se han visto salpicadas por no pocos escándalos y la progresiva y mantenida desafección de sus colegiados. Donde se pone más de manifiesto es en las bajas cifras de participación en sus elecciones. Los médicos madrileños han ido dando la espalda a su Colegio. Los intentos de favorecer la participación con la colocación de las urnas en los hospitales, se han mostrado insuficientes ante los muchos médicos que lo ven como una institución que aporta muy poco o nada.

El momento que vive la profesión es delicado. La reciente pandemia ha puesto de manifiesto muchos problemas larvados desde hace tiempo. El malestar se hecho presente con las movilizaciones laborales y parece indicar que es el comienzo de algo que no ha terminado. A modo de resumen, la profesión está pespunteada por una triple problemática, enormes exigencias en la formación y en el ejercicio, remuneración escasa (muy inferior a otros países) y menguante reconocimiento social.

Son necesarias instituciones fuertes con apoyo de los médicos para defender la profesión.

El Colegio sí importa porque debe funcionar coordinado con las otras instituciones que marcan las normas del ejercicio profesional.

El Colegio sí importa porque aún tiene labores muy importantes para la defensa de la actividad profesional.

El Colegio sí importa porque las competencias que tiene en aspectos deontológicos son muy relevantes y, en el caso de la desaparición de la colegiación obligatoria, surgirá otra organización (no votada ni gobernada por los médicos) que asumiría esas competencias.

El Colegio sí importa porque hay otra forma de defender a los médicos en caso de conflicto.

El Colegio sí importa porque hay cabida para ser independientes de las empresas mercantiles que han parasitado nuestra institución.

El Colegio sí importa porque es posible una junta que represente a toda la profesión, a las mujeres y a los hombres, a los de la pública y los de la privada, a los de primaria, a los de hospitalaria y a los de urgencias extrahospitalaria.

El Colegio sí que importa. Pero sólo si se compromete con la realidad profesional de sus colegiados.

Tomás Merina Ortega

(Artículo publicado originalmente en AMYTS el 26/05/2023)

TOMÁS MERINA ORTEGA