Disección de la auditoría del ICOMEM: el Colegio es una institución a la deriva

TOMÁS MERINA ORTEGA

La actual Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid, mientras agota sus últimas semanas antes de la convocatoria de nuevas elecciones (las últimas se celebraron en septiembre de 2020), ha presentado sus últimas cuentas con la preceptiva auditoría. En su informe refleja, en sus aspectos más evidentes, el lamentable derrotero que ha seguido nuestra institución.

Es momento de resumir estos convulsos años; para ordenar las ideas lo he dividido en los ámbitos, institucional y profesional. El aspecto económico lo analizaré en un próximo artículo.

En el ámbito institucional fue donde primero volaron los puñales. A las pocas semanas de haber tomado posesión se evidenció lo que es una “candidatura de autor”: un conjunto de profesionales sin relación, sin programa real, con diferentes intereses y, particularmente, con compromisos previos no explicitados.

La primera consecuencia fue la dimisión de cinco miembros de la Junta Directiva (por razones no explicadas) y una maraña de pleitos cruzados entre los intereses de cada uno de los bandos. Varios de estos pleitos se dilucidan actualmente en el ámbito penal, por los delitos de apropiación indebida, administración desleal, corrupción entre particulares y falsedad en documento público (Juzgado número 27); por los delitos de estafa, extorsión, corrupción entre particulares y pertenencia a organización criminal (Juzgado número 33); por los delitos de amenazas, coacciones y obstrucción a la justicia (Juzgado número 47).

Además de todos estos pleitos penales, el ICOMEM está involucrado en otra media docena de demandas que le obligan a tener provisionados 3.500.000 € para eventuales indemnizaciones. Para más detalle páginas 33 a 35 de la última auditoría.

El ICOMEM está involucrado en otra media docena de demandas que le obligan a tener provisionados 3,5 millones de euros para eventuales indemnizaciones

Para terminar el desaguisado institucional, el auditor emite su informe con una salvedad al no estar firmadas las cuentas por todos los miembros que quedan en la Junta Directiva y, expresamente señala el auditor, por no haber dado explicación a la ausencia de la firma.

En el ámbito profesional. Si resulta triste lo relatado en el nivel institucional, peor es la trayectoria de la actual junta en la defensa de la profesión.

Desde octubre de 2020 (toma de posesión de la Junta Directiva) el impacto de la pandemia del Covid resultó devastador para toda la sanidad madrileña. Los médicos pagaron un duro tributo por un acontecimiento ante el que se reaccionó tarde y sin los medios adecuados de protección. Un momento que exigía la mayor altura de miras para dar soporte y representar a los médicos coincidió con una junta directiva ensimismada en sus problemas internos y excesivamente entregada a la Consejería de Sanidad.

El comunicado de la vergüenza contra la huelga de Atención Primaria permanece como un agravio en la memoria la profesión médica

Aquello hizo que no actuaran de forma coordinada los diferentes actores representativos de la profesión y condujo a que, cuando se produjo en Madrid el mayor conflicto de los médicos de Atención Primaria de las últimas décadas, la Junta del ICOMEM se posicionara contra los especialistas en MFyC y pediatría de AP en con el bochornoso comunicado de la vergüenza del 12 de diciembre de 2022, que tuvo que retirar en apenas 48 horas debido a la mayoritaria reacción en contra de los colegiados. El comunicado permanece como un agravio en la memoria de la profesión médica madrileña. Todo lo relatado aumentó la desafección que tristemente arrastra nuestro Colegio.

TOMÁS MERINA ORTEGA

CANDIDATO AL COLEGIO DE MÉDICOS DE MADRID

TOMÁS MERINA ORTEGA